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Realidad y ficción: los constructores de pirámides

El cine es otra historia

Las películas alimentan la falsa imagen de esclavos arrastrando grandes piedras y recibiendo azotes en cuanto reducen la velocidad. Desde una perspectiva histórica, esta noción es errónea. Las pirámides de Egipto fueron construidas por trabajadores libres. Cobraban, estaban bien alimentados, vivían en pueblos con panaderías, centros administrativos e incluso asistencia médica para las enfermedades y accidentes que a menudo sufrían en el trabajo, no sin motivo y no tan graves. Esta fue la realidad para los constructores de pirámides.

 

La historia contada por...

Escritores clásicos como Heródoto de Halicarnaso también fueron parcialmente responsables en este caso. Heródoto es considerado el padre de la historia, viajó mucho, registró y escribió sobre el pasado de la humanidad, aunque sus métodos no siempre fueron rigurosos.

Leyendas de viajeros

En un viaje a Egipto, quedó asombrado al ver cómo eran las pirámides de Guiza 2.000 años después de su construcción. Según sus propios pensamientos, los edificios construidos con enormes piedras debieron haber consumido una gran cantidad de energía por lo que dedujo que habrían sido construidos por esclavos. Esta idea continúa desde la antigüedad hasta nuestros días.

Arqueología y conclusiones

Edificar una pirámide implicaba planificar una complicada operación que involucra la participación de individuos de diferentes profesiones. No solo se necesitaba gente para tirar de las gigantescas piedras, también constructores, herreros, artistas, religiosos y otros profesionales como panaderos, cocineros, lavanderos y aguadores.

Es verdad que la esclavitud se practicaba en el Egipto Antiguo, sin embargo en una escala  menor y sobre todo para el trabajo en el hogar. Para las labores más complicadas, como las que se encontraban en las minas, se utilizaban tanto individuos libres como prisioneros de guerra o convictos. Pero las pirámides las construyeron individuos libres y existen pruebas físicas que lo demuestran.

Al sur de Guiza se halló la ciudad perdida de las pirámides, un asentamiento donde vivían los constructores así como la zona donde eran enterrados.Se trata de un grupo bien planificado de viviendas y edificios de servicios y administrativos.

Se dividían en cuadrillas de trabajadores al estilo de peñas y su dieta incluía  pan, verduras, granos, frutas, leche y cerveza. No se sabe lo que cobraban por este trabajo aunque lo más probable es que se les pagara en cereales.

La necrópolis demuestra que tenían cierta consideración social  pues a los capataces se les enterraba en mastabas decoradas, y también asistencia médica por los restos encontrados.

La historia la escriben los vencedores, dicen, pero sobre todo, la historia la escriben personas, que pueden tener intereses contrapuestos y una percepción distinta de la realidad o métodos poco ortodoxos. Todo lo resume muy bien este dicho: “De lo que te cuenten no te creas nada, y de lo que veas, la mitad”. 

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